Más que por los vinos que degustamos, la jornada del 3 de enero ha pasado a mi recuerdo como un día imborrable!. Gracias a un buen amigo disfrutamos de una matinal a caballo en el Parc Natural dels Aïguamolls de l'Empordà. Los mismos protagonistas que celebramos el fin del año (8 adultos y 10 niños), acudimos a una hípica cercana a Sant Pere Pescador para disfrutar de un paseo de 1 hora por las playas de arena de la zona.
La jornada matinal había resultado de una gran belleza. El hecho de ver disfrutar tanto a nuestros hijos con los caballos provocó que las madres y los padres babeáramos de absoluta felicidad!.
Uno de los motivos de este blog es compartir con vosotros actividades de ocio en la que los más pequeños sean también protagonistas, y os puedo asegurar que montar a caballo con los pequeños (niños de 5 a 14 años en nuestro caso) es una actividad fantástica en la que todos (sobretodo los niños!) disfrutan.
Sin embargo, voy a centrarme en el colofón de la jornada. Con los restos de la comida de fin de año improvisamos una cena en la bodega de casa. El peligro de estas jornadas que tanto te satisfacen es que tendemos a un estado de éxtasis irrefrenable!. Y así resultó!.
Los grandes vinos armonizan maravillosamente con los grandes amigos, y así me lo pareció. No hay nada mejor que compartir lo mejor con las personas a las que quieres, y en esta ocasión lo compartimos todo con todos, con los niños pequeños, y también con los niños mayores.
Seguiré la descripción de los vinos por su orden de degustación:
Baron de Chirel 2001 (Tempranillo y Cab. Sauvignon):
Ligeramente evolucionado en su color, con un bello y limpio color burdeos con ligerísimo ribete teja. Bellísima transparencia!. En nariz encuentro especias, balsámicos, y frescas notas a grosellas y moras. En boca se nota la estructura de la cabernet, con buena acidez. Taninos elegantes. Resulta un vino sin aristas, redondo. No podemos decir que sea un vino de corte moderno, ni mucho menos, pero tampoco resulta un clásico. Una excelente y privilegiada entrada a lo que nos espera!.
Finca Garbet 2001 (Syrah 85% y Cab. Sauvignon 15%):
Nítido cereza picota, poco evolucionado. Leve transparencia en su ribete. Es de una tonalidad que enamora a la vista. La nariz de este vino es prodigiosa!, aúna elegancia y potencia. En este momento encontramos fruta roja y negra madura (sin ser acompotada). Clavo, leve pimienta negra, balsámicos muy presentes, eucaliptus, sutil mineralidad. Su boca se ha domado con el paso de los años, mostrándose muy elegante al paso. La acidez sigue muy presente, y seguirá afinándose en botella entre 5 y 10 años. Finísimo y a la vez con marcada potencia. Volumen muy amplio en boca, larga persistencia. Sigue teniendo una marcada golosidad..pero atenuada respecto a años atrás. Taninos bien definidos y pulidos. No le noto para nada los declarados 15,5º de alcohol. Está en un gran momento!.
Aalto PS 2001 (Tempranillo 100%):
Oscuro y opaco picota violeta. Gran densidad y opacidad. Fruta negra acompotada, ciruela, moras. Marcadas notas empirreumáticas (tostados, caramelo oscuro, chocolate negro, café). Balsámicos y torrefactos. Madera..aunque leve..pero sigue marcado por ella. Marcada potencia en boca, goloso, de nuevo balsámicos, regaliz, con notable estructura y gran volumen. Muy denso en boca y con apreciable persistencia. Taninos a medio camino todavía, con leve dulzor. Un miura todavía por domar!.
Vega Sicilia Único 1970 (Tinto Fino 70%, Cab. Sauvignon 20%, Merlot 7%, Malbec 3%):
Color cereza oscuro bien cubierto, con leve ribete teja. Nariz comlejísima y cambiante!, pimienta verde, humo, tabaco, cedro, caramelo, café, leves balsámicos. Y con una boca que te posee, es como si el vino te tomara a tí!, recorre todo tu paladar para dejarte con un sinfín de matices indescriptibles!. Difícil pensar que es un vino con casi 39 años a cuestas, pues se muestra joven (vital y fresco), y a la vez con el porte de un vino eterno (larguísimo, complejo). Son las múltiples facetas de una personalidad única. Encontranos cuero fino, fruta especiada. Es el vino que más persistencia nos dejó, regalándonos con un amplio abanico de matices en nariz. Una delicia deleitarnos con su mágica y adictiva armonía!. Grande!, Elegancia intemporal!.
Mouton Rothschild 1996 (Cab. Sauvignon 77%, Cab, Franc 13%, Merlot 10%):
Rojo picota intenso. Nariz desestructurada. Encuentro fruta negra, tabaco, un fondo a sotobosque,..aireo la copa..sigue lo mismo pero en diferente intensidad, adivino violetas, nariz algo apagada. Igual la culpa la tiene el imponente Único, pero este Mouton está todavía descansando, aletargado para mostrarse en años venideros. Boca elegante, con un poco de lo mismo, algo desestructurado. Cada cosa va por su lado. Grosellas por un lado, especiados,..parece que todo está ahí pero no se muestra de forma nítida. Taninos con leve amargor. Persistencia media..y pequeña frustración por haberlo abierto demasiado pronto. Abierto demasiado pronto..pero promete!.
Todos los vinos fueron abiertos unas 2 horas antes de ser degustados. No se utilizó decantador en ningún caso. Abro la botella y sirvo en copa tipo tempranillo, para ir notando en nariz su evolución.
La conclusión que sacamos de estos vinos fue la siguiente:
El Barón de Chirel 2001 es un muy buen vino, un equilibrio entre el clasicismo y los Riojas modernos. Acompaña de maravilla la comida (filete de buey y quesos curados).
Por fin hice las paces con el Finca Garbet 2001. En anteriores botellas no supe entenderlo, quizás se mostrase antes excesivamente apagado, y en ocasiones todo lo contrario..brusco y alcohólico. Vino poco amante de la comida, pero que supone un divertido ejercicio de cata. Vino con multitud de matices, camaleónico durante su degustación. Vino de finca, con personalidad propia. Maravillosos balsámicos!.
El Aalto PS 2001 siempre se ha mostrado constante..en evolución lógica por el paso del tiempo, pero constante. Es un vino con marcada personalidad. Poderío y elegancia. Algo goloso para mi gusto, y a recatar en unos 5 años. Difícil de acompañar con la comida. Sin ser mi estilo de vino, he de reconocer que disfruté con él, pese a estar todavía marcado por la madera.
El Único 1970 es la gloria!. Este vino te transporta y tiene alma, te embauca y te enamora. Poco importa su edad ni el hecho de intentar definir sus notas, sus múltiples matices. Hay que dejarse llevar por él. Bien con los quesos y excelente con el filete de buey).
Decepción con el Mouton Rothschlid 1996. Quizás fue fruto del momento, de ese éxtasis irrefrenable antes comentado que presidió la jornada..pero cometí un pequeño infanticidio y no supe tomarle el tempo a este Pauillac, pues a menudo entran en ciclos de mutismo..una lástima!.
Una jornada, en definitiva, llena de emociones, de alegría, de pasión, de felicidad!. Los vinos se degustan y pasan, son un excelente motivo de charla y a veces de placer, con algunos te puedes perder e incluso te transportan..por un instante.
Los amigos, los hijos, la pareja es la vida!, con ellos te pierdes y te encuentras, y siempre están allí!. A pesar de haber descrito vinos en este post, la vida son las personas y sus momentos!, y los momentos y las personas de ese día son imborrables!.